Nada mejor para inaugurar que una crítica sobre el libro que contiene la frase que da nombre a este blog:
It (Eso) de
Stephen King (1996).Que puedo decir sobre el que no sea: maravillosa pero aterradora al mismo tiempo?
Pennywise, Eso, esa "criatura", esa fuerza poderosa que habita en la tierra por gusto, para comer, para dormir, para soñar... Inmortal, eterna, única e inalcanzable. O por lo menos eso era lo que ella pensaba...
Hasta que llegaron los siete niños. Siete niños elegidos por la
Tortuga, que no eran ellos sino hasta que llego el último y ellos lo sabían. Ese es el punto que me gusto especialmente: el instinto de los niños. Instinto que los impulsaba a hacer algo de otra forma por el simple echo de creer que así será mejor, cuando ellos mismos se dan cuenta de que ese pensamiento no es atribuible a un niño de esa edad. Sienten una fuerza superior a ellos, superior a cualquier adulto, que les guía sin saber por que exactamente, pero de una forma natural (nada exagerada), lo cual le hace totalmente creíble (dentro de la Ciencia Ficción por supuesto). Y sus personalidades, reflejadas hasta el punto de conocer todos sus rasgos, ¡hasta su forma de andar! Los defectos, o desgracias, que cada uno de ellos acarrea y los hace seres iguales, niño o niña, negro o blanco, gordo o flaco, enfermo o sano... Maltratados por el -mal nacido- enajenado Henry Bowers, el -sin escrúpulos- padre de Bev: Al Marsh, el -niñato- reflejo de Al: Tom, la -bruja- protectora madre de Eddie (si, también la considero un potencial enemigo), todos ellos y alguno más hacen del grupo: Los perdedores, como ellos mismos se gustaban llamar.
King nos hace sentir como sentían ellos, el amor hacia sus compañeros por ejemplo, el miedo.
Sobre todo el miedo. Miedo que se percibe en breves pero intensos capítulos de la novela y se intensifica en toda su plenitud hacia el final del libro. Esa esquisita forma de hacernos pasar miedo. Tan pronto estas encerrada en tu habitación, a oscuras, con esa lámpara enfocando al libro y sientes la necesidad de ir al cuarto de baño pero no puedes salir (por supuesto ahí fuera esta Pennywise), como te ves encerrada por la curiosidad de una buena historia de Derry sacada (o eso parece) de una novela del oeste, o de un grupo de Jazz de los años 20, o de una bonita, y horripilante al mismo tiempo, excursión de la escuela de primaria. Relatos que son totalmente necesarios para que la novela escape de la monótona, de la simplicidad por la que hubiera podido ser atrapada. Necesarios specialmente para conocer Derry, conocer sus habitantes, sus historias, su frialdad nacida de la semilla de
Eso como árboles que nacen de bajo tierra. Al final de la novela te sientes parte del pueblo, parte de Derry y sientes tristeza a la par que consuelo al verla destruirse. Sientes la ira de lo que siempre ha estado ahí y nadie se ha atrevido a buscar.
Narrada de forma que solo percibes la sombra del miedo, hasta ese cruel final donde todo parece mas explicito, donde todo cobra forma y sientes el miedo real. Stephen King no nos dio paso a respirar y nos lo "tiro a la cara" de la mejor forma que se puede expresar.
Maravillosa pero aterradora al mismo tiempo.
Lo mejor:- Todo, por supuesto, pero, sobre todo, me gusto el rito de Chüd y el rito hindú de la casita del club cuando Richie y Mike ven la llegada de Eso a la tierra, a Derry.
- De las situaciones pasadas (aun antes de los niños) me gusto el tiroteo en la calle.
- De los personajes siento especial simpatía por Richie y Ben (aún en su etapa madura).
- Y por supuesto Derry. No ella en si, sino como King nos dio a conocer hasta el mas mínimo detalle sobre ese pueblo maldito.
Especial miedo a:Me aterró la foto de Georgie (cuando vuelve a aparecer) y que It no proyectara sombra (no se porque eso me puso la piel de gallina y me hizo mirar la ranura de la puerta por encima del libro).
Frases, entre otras:- Bip, Bip Richie.
- Tu también flotaras Georgie, aquí abajo todos flotan.